miércoles, 1 de octubre de 2014

Melancolía y una Carrot Cake

Estando en una país que no es el tuyo, echas de menos infinidad de cosas que antes no sabías ni que existían o a las que no dabas la importancia que tienen hoy... por ejemplo, un simple recogedor, sí, sí. Y es que en Lyon ya puedes dar vueltas como una loca buscándolo que no es tan fácil de encontrar. Bueno, en realidad, hay en Carrefour pero son un pelín caros y aquí no hay tiendas de todo a cien.


Pero hablando en serio, echo mucho de menos ir en bici al centro de Burgos por la mañana y tomarme un café mientras leo el periódico. Aquí no es tan fácil hacerlo, no porque no haya periódicos o cafeterías, sino porque era algo íntimo entre la ciudad y esta servidora. La había llegado a amar hasta tal punto que me sentía cómoda y segura entre sus calles. Hoy, echo de menos Burgos y su rutina tranquila. 

Pero más echo de menos a mis amigos de los que me he tenido que desprender para iniciar esta nueva aventura. Siento que tengo, aunque en la distancia, un grupo de personas que me entienden y me aceptan tal y como soy. Es un poco como lo que tengo con Burgos, sé que puedo ser yo misma y me encuentro cómoda con ellos. Ya saben quiénes son... pero especialmente, quiero dedicar esta entrada a la persona que ha inspirado esta receta: Zoe. Todavía recuerdo la merienda en tu casa, cuando nos preparaste aquel bizcocho de zanahoria, era simplemente delicioso y te aseguro que, en cada mordisco de éste que os ofrezco hoy, he pensado en ti, mi buena amiga.

CARROT CAKE

Para el bizcocho:
300 gr. zanahoria pelada y rallada
200 gr. harina
200 gr. azúcar blanco
100 ml. aceite de girasol
1 pizca de sal
1/4 cuchta. bicarbonato
3 huevos medianos
2 cuchtas levadura
1 cuchta. esencia de vainilla
1 cuchta. canela en polvo
1 cuchta. jenjibre molido
50 gr. nueces troceadas

Para la crema de mascarpone:
200 gr. mascarpone
250 ml. nata líquida

Preparación:
Horno precalentado a 180ºC y molde grande untado de mantequilla o cápsulas de cupcake. La verdad es que yo hice un bizcocho pequeño y el resto de la masa la usé para hacer cupcakes. Primero horneé el bizcocho y después, los cupcakes.

En un bol grande, echamos la harina, el azúcar, la sal, la levadura, la canela, el jengibre y el bicarbonato y mezclamos bien. Después, incorporamos las nueces troceadas y volvemos a mezclar.

En otro bol, batimos los huevos junto con el aceite y el extracto de vainilla y lo incorporamos posteriormente a la mezcla anterior, haciendo que todos los ingredientes se unan.

Ya estamos listos para verter la mezcla en el molde y metemos en el horno durante unos 40-45 minutos si hacemos bizcocho y 15-20 minutos si hacemos cupcakes. 

Para la crema de mascarpone, medio montamos en un bol la nata líquida. En otro bol, batimos el mascarpone y luego añadimos la nata semimontada y terminamos de montar todo junto. Teniendo paciencia, sale una crema rica, rica!

Siento no haber hecho fotos de cómo quedó la tarta... la regalé a unos amigos y no me acordé de hacer las fotos... imaginad lo buena que estaba! De todas formas, el montaje es muy sencillo. Por un lado, se puede cortar el bizcocho para hacer dos pisos y rellenar la tarta con una parte de la crema y dejar el resto para cubrir por encima. También se puede cortar un trozo de bizcocho y acompañar con una nube de crema. Vamos, que para gustos colores. Pero mirad qué bonitos me quedaron los cupcakes con su cremita por encima y unos trocitos de nuez!


Fuente: Cocotteminute











jueves, 11 de septiembre de 2014

De vuelta al cole y una tarta Black Forest...

No hay nada mejor que empezar el cole con un trabajo. Jamás de los jamases me habría imaginado encontrar un trabajo tan pronto en Francia. Por fin me he introducido en la educación y, señoras y señores, va a hacer falta sudor y lágrimas sacarme de aquí... Irradio alegría por todos los rincones de mi cuerpo (y mira que es grande). No voy a aburrir con mi vida personal porque no es para lo que he creado este blog, así que vamos a lo que realmente importa.

Unos amigos españoles en Lyon se han casado en España (¡¡felicidades!!) y no tenían con quien dejar sus gatitos peludos así que me hice cargo de ellos. Para su regreso a Francia, no podía dejar de hacerles un postre especial de bienvenida. ¡Y lo he conseguido! Fue un poco difícil la elaboración porque aquí hacía tanto calor que corría peligro si la andaba llevando de una casa a otra, así que decidí hacer el bizcocho en casa y dejar el relleno y la presentación para cuando estuviera en la casa de esta parejita feliz. 

El resultado, una deliciosísima Black Forest. Encontré varias recetas por la red, algunas elaboradas con queso tipo Philadelphia, que fue lo que utilicé para la tarta-regalo. Otros sitios hablaban del mascarpone. ¿Y sabéis qué? Se me olvidó hacer fotos a la tarta-regalo, pero en realidad, la masa era tanta que decidí hacer dos bizcochos y dejar el que me sobraba para desayunar. Pero decidí hacer otra tarta más con ese bizcocho sobrante y, ¡¡¡atención mesdames et messieurs!!! Parece que me estoy volviendo refinada! ¡Al loro con la tarta super sofisticada que me he marcado! Como dicen mis compañeros de campamentos, ¡crema!

La tarta tiene varios pasajes y se tarda un poco en hacer porque hay que enfriar el bizcocho para poder cortarlo, hay que preparar el almíbar para bañar el bizcocho y hay que montar la nata, etc. Por cierto, la tarta sale grandecita. Yo recomiendo repartir la masa en dos moldes medianos-pequeños y elaborar dos tartas, así podéis regalar una a otra persona que seguro que lo van a agradecer. Si no estáis por la labor, bien podéis usar sólo la mitad de los ingredientes.


¡¡Todo el mundo tiene que hacer esta tarta, 
por lo menos, una vez en la vida!!


BLACK FOREST 
(TARTA DE CHOCOLATE CON CREMA DE MASCARPONE Y FRUTOS DEL BOSQUE)

Ingredientes:
  - Para el bizcocho:
        - 6 huevos
        - 75 gr. harina 
        - 220 gr. azúcar molido
        - 200 gr. chocolate fondant
        - 4 cuch. cacao en polvo

  - Para el almíbar:
        - 2 cuch. agua
        - 2 cuch. licor tipo Kirsch, Grand Marnier u otro dulzón de acompañamientos en postres
        - 200 gr. azúcar

  - Para el relleno:
        - 200 ml. o un brick de nata líquida para montar
        - 200 gr. o un paquete de queso Mascarpone
        - 200 gr. cerezas deshuesadas *
        - 2 cuch. Grand Marnier o Kirsch, etc.*
        - Un par de puñados de frutas silvestres (moras, mirtillo, bayas, etc.) *

* Ésta es la receta original. Yo tenía hecha una mermelada riquísima de cerezas, así que lo sustituí por las cerezas deshuesadas y el licor.
* La mezcla de frutas silvestres se puede encontrar en la sección de congelados de las grandes superficies.

Elaboración:
  - Para el bizcocho: Horno precalentado a 180ºC y tener preparados dos moldes de 20cm con mantequilla.
Lo primero, derretimos el chocolate al baño María y reservamos. Después, en un bol, batimos los huevos hasta haber doblado su volumen y adquieran un color pálido. Entonces, añadimos el azúcar y seguimos batiendo unos minutos más. 

Tamizamos la harina y el cacao en polvo y lo añadimos a la mezcla anterior, así como el chocolate derretido. Incorporamos con movimientos envolventes, con cuidado de que no baje el volumen de los huevos.

Ya sólo nos queda dividir la masa en los moldes y hornear durante 20-25 minutos. Cuando ya estén listos los bizcochos, los sacamos del horno, desmoldamos después de 5 minutos de reposo y dejamos enfriar. Yo los metí en la nevera porque como iba a hacer dos tartas, tendría que cortar ambos bizcochos transversalmente. Pero vosotros no hace falta que lo hagáis si vais a usar los dos bizcochos como pisos de la misma tarta.


- Para el almíbar: Llevamos a ebullición los ingredientes citados. Cuando hierva, bajamos el fuego y dejamos cocer durante 5 minutos, revolviendo de vez en cuando. Una vez listo nuestro almíbar, bañaremos los bizcochos por la parte de arriba, para que no resulten demasiado secos al paladar.

- Para el relleno: Para la crema, en un cuenco, batimos la nata líquida hasta que esté casi montada del todo. Entonces, en otro cuenco, batimos delicadamente el Mascarpone y le incorporamos la nata semi-montada y mezclamos hasta integrar. La conservamos en el frigo.
En cuanto a las cerezas deshuesadas, las dejamos macerando en el licor mientras se enfría la crema.

Ya sólo nos queda montar la tarta. En un plato bonito, pondremos uno de los bizcochos bañados con el almíbar. Después, una capa de crema (dejando crema para el último piso) y las cerezas maceradas. Añadimos el segundo bizcocho y decoramos con el resto de la crema y las frutas silvestres. Se puede espolvorear azúcar glas para darle un toque más sofisticado (pero eso en Francia brilla por su ausencia...).


* Como dije, sustituí las cerezas y el licor por una mermelada riquísima que había hecho días atrás, por lo que el montaje de la tarta fue un tanto diferente. Primero, un bizcocho bañado en almíbar, una capa de mermelada y una capa de Mascarpone. Además, por encima de la crema, añadí alguna que otra mora, golosona de mí! Después, el otro bizcocho bañado en almíbar, una capa de mermelada y, por último, la crema de Mascarpone con las frutas silvestres por encima.


¡Que lo disfruten!


 
Fuente: Cakes a Medida

jueves, 14 de agosto de 2014

Cómo, que es verano???


Menudo veranito el del 2014... pasará a la historia como el más lluvioso del siglo XXI. Y es que no hay quien haga planes... Prácticamente todos los días cae una tormenta o llueve sin más. Uno puede pensar que es normal porque hace mucho calor, etc. Pero por Dioooosss!!! Si ya no puede haber más agua en el cielo, hombre!!! Cualquier día de estos vamos a salir en canoa por las calles lionesas!! Pero...

¡A mal tiempo, buena cara!!


En favor de este tiempo loco, tengo que decir que me ayuda muchísimo a superar las calurosas jornadas de esta ciudad de interior. La lluvia refresca el ambiente y es que hace tal calor que a veces me "espatarro" en el sofá sin mover ni un músculo para no derretirme literalmente porque, creedme, hace un calor "della madonna". Menos mal que me acompaña mi fiel compañero el abanico. Sin él, habría muerto asfixiada hace tiempo.

El caso es que con estos calores no apetece demasiado andar entre fuegos y hornos pero igualmente, el deseo de experimentar en la cocina era tal que no lo he podido evitar y he vuelto a investigar con la repostería americana. Esta vez, le ha tocado el turno al bizcocho de queso fresco, limón y arándanos que he encontrado en un blog de recetas americanas.Como era de esperar, no he seguido la receta al pie de la letra, sino que he introducido alguna que otra modificación.






BIZCOCHO DE QUESO FRESCO, LIMÓN Y ARÁNDANOS 

Ingredientes
4 huevos pequeños-medianos (o 3 grandes)
250 gr. de harina
300 gr. de azúcar
2 cuchtas. de levadura en polvo
1 pizca de sal
250 gr. de queso fresco o requesón
180 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
1 cuchta. de azúcar vainillado
Ralladura de un limón
150 gr. de arándanos

Preparación
Horno precalentado a 160º y molde engrasado.

En un bol, mezclamos la harina, la levadura y la sal y reservamos.

En otro bol, batimos con las varillas eléctricas la mantequilla a temperatura ambiente, el queso y el azúcar durante unos minutos, hasta conseguir una mezcla pálida y esponjosa. Entonces, incorporamos los huevos, de uno en uno mientras seguimos batiendo.

A continuación, añadimos la ralladura de limón y la vainilla y volvemos a batir. 

Por último, incorporamos poco a poco el mix seco de harina que teníamos reservado pero sin mezclar demasiado. Por último, añadimos casi todos los arándanos, dejando alguno para decorar.

Una vez tengamos nuestra masa lista, la vertemos en el molde que teníamos preparado. Aquí es cuando podemos colocar los arándanos para que el bizcocho sea más atractivo todavía. Ya sólo nos queda meterlo en el horno a 160º durante aproximadamente una hora (depende de cada horno) o hasta que al pinchar con un palillo, éste salga limpio. Si vemos que se nos dora la superficie demasiado, podemos tapar con papel de aluminio. Cuando el bizcocho esté listo, lo sacamos del horno y dejamos enfriar unos 15 minutos antes de demoldarlo.




lunes, 4 de agosto de 2014

He vuelto para quedarme...

Ya estoy aquí, ¡ahora sí que sí! 

Vuelvo para quedarme, esta vez va en serio. Prometo no volver a descuidar esta pasión por experimentar en la cocina y hacer saber a quien me quiera leer mi aventuras y desventuras en la cocina. 

Ya he terminado mi carrera y hoy puedo decir que, oficialmente, soy toda una maestra de educación primaria. Estoy contenta y sobre todo, me siento liberada. Ese plan Bolonia me traía por el camino de la amargura pero por fin se acabaron los miles de trabajos y los exámenes y estoy lista para afrontar lo que tenga que venir en esta nueva etapa de mi vida, ya afincada en Francia. Llevo aquí un mes y ya he hecho varias entrevistas de trabajo. Se supone que algo he encontrado pero todavía no me han mandado los papeles, así que estoy un poco "acojonaílla" por si sale rana...


En fin, no quiero aburrir ya desde el primer día de mi vuelta. El otro día, tenía muchas ganas de preparar algo dulce para celebrar el buen resultado de las entrevistas en francés, así que me puse a buscar algo sencillo para no complicarme la vida ya desde el primer día. Y, sin duda, el dulce más rico y simple que existe en la tradición española es la rosquilla, ese redondelito de masa esponjosa típico de la Semana Santa que tanto nos gusta comer en cualquier época del año.



La cosa es que aquí no tenía ni anís ni limón, pero sí naranja. No he podido respetar al 100% la tradición, sin embargo, me han salido unas rosquillas muy suaves y esponjosas, perfectas para acompañar con el café. 


ROSQUILLAS FRITAS DE NARANJA

Ingredientes
1 cuch. de levadura en polvo
Ralladura de una naranja
2-3 cuch. de zumo de naranja
2 huevos a temperatura ambiente
4 cuch. de azúcar 
4 cuch. de aceite de oliva
300 gr. de harina
1 pizca de sal
Aceite de girasol para freír

Preparación
En un bol, unimos la harina, la levadura y la sal y reservamos.

En otro bol, batimos los huevos con el azúcar y la ralladura de naranja. Después, incorporamos el aceite de oliva y el zumo de naranja y volvemos a batir. Yo he usado las varillas eléctricas pero se puede hacer igualmente de forma manual.

A continuación, añadimos la mezcla de harina y amasamos hasta obtener una masa blandita, añadiendo un poco más de harina si hiciera falta.


Después, nos untamos las manos con aceite para que no se nos pegue la masa y formamos las rosquillas, esto es, haciendo un churrito y uniendo los extremos, formando un aro. Entonces, con un cuchillo, les hacemos un corte en la parte superior para que, al freílas, no explote todo (la podemos liar bien parda...).

Una vez dada la forma a las rosquillas, las freímos en abundante aceite, las pasamos a un plato con papel para que escurran bien y, finalmente, espolvoreamos con azúcar.

¡¡¡No digáis que no es super sencillo!!!

viernes, 18 de abril de 2014

Chocolate-banana Brownie


El brownie, ese delicioso manjar dulce de origen americano, es un bizcocho de chocolate sin levadura y con grandes cantidades de mantequilla que gusta a niños y adultos. Cuentan las malas lenguas que un cocinero estadounidense olvidó añadir levadura a la preparación de un bizcocho de chocolate y, como consecuencia, obtuvo esta variante a la que llamó brownie, precisamente por su aspecto marrón. 

Hoy en día, este dulce es tan popular que ha traspasado las fronteras americanas y podemos encontrar múltiples variantes, desde la receta clásica de chocolate, con trozos de frutos secos o fruta fresca, hasta obras de arte dignas de los mejores reposteros mundiales.

El que yo os propongo hoy es el brownie de chocolate y plátano. ¿Por qué? Uno, porque tenía ganas de hacer algo, aprovechando la calma de las vacaciones de Pascua. Y dos, ¡porque adoro el plátano!

Así que, después de mi gran exilio estudiantil, a la espera de poder graduarme en junio, os dejo esta súper receta fácil, práctica y sobre todo, deliciosa. 


 
Chocolate-Banana Brownie

Ingredientes

120 gr. azúcar
120 gr. harina
140 gr. chocolate para repostería
250 gr. mantequilla
4 huevos
1 plátano maduro



Preparación

En bol, echamos la mantequilla y el chocolate, ambos troceados y lo metemos al microondas a derretir. Se puede hacer al baño María pero yo no tenía recipientes para hacerlo, así que, al microondas en la opción descongelar unos minutos hasta que esté todo derretido (de vez en cuando, sacar del micro para revolver un poco).

En otro bol, mezclamos los huevos con el azúcar. Después, añadimos el plátano troceado o machacado. Yo quería encontrarme trocitos, así que lo puse troceado. Eso sí, me dejé unas rodajitas de plátano para la decoración.

Añadimos la mantequilla y el chocolate derretidos y posteriormente, la harina. No hace falta remover demasiado.

Preparamos un molde con mantequilla y harina o papel de horno directamente, vertemos la mezcla y lo metemos al horno precalentado a 180ºC durante 20-25 minutos que dependerán de lo alta que haya quedado la mezcla en el molde. Yo utilicé un molde de bizcocho, por lo que se me quedó bastante alto, así que lo dejé casi media hora. Pero ya digo que depende mucho de cada horno y de la cocción que queramos para nuestro brownie. 

Hay que contar que después del horneado, por dentro sigue cociendo, así que mi consejo es que no lo tengamos demasiado tiempo en el horno como para que se quede sequito. 


Cuando tengamos este delicioso postre, lo ideal es comerlo templadito, acompañado de una bola de helado o una nuez de nata, aunque también creo que no es mala idea echarle un poquito de yogur. Seguro que le da un toque fresco y diferente.